lunes, 19 de diciembre de 2011

La comida de fusión no siempre...

La primera vez que fui a Madrid, visité el restaurante Viridiana. Su dueño, y chef, Abraham García, fue uno de los primeros que apostó por una comida de fusión. El recibimiento es estupendo: acompañamiento hasta la mesa, pulcramente vestida, una decoración clásica, con muchas fotografías de Buñuel, servicio cuidadoso... En general, un ambiente agradable. Cuando Abraham se pasa por la mesa y recita lo que hay fuera de la carta, las papilas se transtornan. Así que una vez has estado en un restaurante como este y has quedado impactado, esperas volver, y tus expectativas son más altas.

El pasado julio, fuimos de vacaciones a Madrid e ir al Viridiana era algo que llevaba tiempo previsto. Pero en esta segunda visita, las decepciones se incrementaron. Comida entre semana, sitio vacío, pregunto por el aseo y la cisterna no funciona, nos pasan al comedor de abajo y, tras unos diez minutos, sale Abraham a interesarse por nosotros. Nos recita los platos recomendados: arenques con guacamole sobre arepa de choclo, gazpacho de fresas, pan de yuca, solomillo con salsa de chocolate picante, tamales con rabo de toro.... ¿Cómo? ¿He oído bien? Mis papilas se enloquecen y no le dejo terminar: <<¡Yo quiero tamales!>> .... MALA DECISIÓN.

Los entrantes estaban perfectos; pero, a medida que nos iban sirviendo los platos principales, nuestra emoción iba desvaneciendo. Todos y cada uno de ellos tenía sorpresita. De repente, nuestra mesa se convirtió en una fantasía de chocolate. Al parecer, Abraham pasaba por una obsesión transitoria con el cacao. Nuestro único deseo, en ese momento, era llegar a unos buenos chupitos digestivos. En fin, la comida de fusión no siempre resulta tan agradable...

Esperamos volver con la misma ilusión que nos creó la primera visita. Eso sí: no haremos mucho caso a ese recital de platos exóticos. Ojalá este encantador chef vuelva a sus orígenes y nos siga deleitando con su genialidad.

jueves, 15 de diciembre de 2011

CALENTAR Y SERVIR!!

Hoy me he dado una vuelta por el súper y, como siempre, no he podido evitar ir fisgoneando productos nuevos, fáciles de preparar y, sobre todo, sin ese sabor a comida envasada.

He encontrado este delicioso producto, ideal para días en los que dé pereza cocinar y tengamos ganas de comer algo sabroso. Es un preparado de trufas con setas, rehogadas en aceite de oliva.

En el envase, se sugiere una forma de prepararlo y, aunque yo solo les he agregado unas virutas de jamón, se me ocurren mil maneras distintas de combinarlas. Creo que como acompañamiento de carnes son perfectas.

De momento, yo lo disfrutaré a modo de cenita ligera y con una caña.

¡Salud!

martes, 13 de diciembre de 2011

¡¡HOY TOCAN VERDURAS!!

Tras días de excesos, la frase mas popular es: ¡hay que comer verduras! En otros tiempos, a mi cabeza solo venía la imagen del típico plato soso de judías o espinacas con un par de patatas hervidas... ¡¡aburrridísimo!!

Por suerte, en España, contamos con la ayuda de ese ingrediente fundamental:, el oro líquido, el aceite de oliva. Hoy comparto con vosotros la forma más sencilla de prepar las judías. Es una ventaja poder disfrutar de la sencillez de este plato y, a la vez, de la exquisitez del aceite de oliva, que permite saborear cualquier ingrediente sin cubrir su sabor.

Hoy podemos encontrar judías verdes en cualquier época del año; pero la mejor temporada para comerlas es en verano. Estas nos permiten infinidad de platos y aquí os dejo uno sencillo y fácil de preparar:

Ingredientes:
- 800 grs de judías
- 4 dientes de ajo
- pétalos de sal

Limpiamos las judías y les quitamos las puntas, con un pelapatatas les quitamos los hilos de los lados,  las cortamos por la mitad o en juliana ( a lo largo) y las lavamos con agua fría.
Ponemos al fuego el agua y cuando empiece a hervir echamos las judías. Una vez estén tiernas, picamos los ajos en láminas y los doramos en una sartén con un poco de aceite de oliva. A mí me gusta dejar los ajos casi crudos; pero hay quien prefiere dorarlos un poco más.
Escurrimos las judías, emplatamos y vertemos sobre ellas los ajos con el aceite y unos pétalos de sal!!
Para que los ajos queden con un sabor más suave, el aceite no debe estar muy caliente; así evitamos que el sabor sea demasiado fuerte.

lunes, 12 de diciembre de 2011

EL ORO LIQUIDO

Elemento fundamental en la dieta mediterránea, el aceite de oliva ha sido un eterno viajero desde hace 5.000 años. Los romanos lo transportaban en ánforas  y los fenicios en vasijas, convirtiéndolo en un viajero internacional.
Llamado oro líquido desde la antigüedad, ha sido un bien valioso y preciado desde su descubrimiento. Sin duda, es un producto muy valorado por todas sus propiedades y aplicaciones. En España, su uso está muy extendido, tanto en cocina como en cosmética y en salud; pero en algunos paises, es casi un artículo de lujo.

Estamos ante un producto de gran valor añadido que previene el envejecimiento gracias a sus antioxidantes, sirve para controlar el colesterol y ejerce como protector cardiovascular natural; en la estética, también lo usamos para masajes y tratamientos para la piel y el cabello; ya que posee propiedades hidratantes y nutritivas.
Así que ya saben: ¡más aceite de oliva y menos mantequilla! ¡En mi despensa no puede faltar! :)

domingo, 11 de diciembre de 2011


A medida que conozco y viajo por este maravilloso país, siento una gran necesidad de compartir y relatar mis experiencias relacionadas con su cocina. Toda España está plagada de chiringuitos, bares y restaurantes donde poder disfrutar de su gastronomía; en todas sus ciudades hay rincones donde se pueden degustar espléndidos y sabrosos manjares acompañados, por supuesto, de sus excelentes vinos.


Una de las cosas que más me gustan en la vida  es disfrutar de la buena mesa, paso mucho tiempo entre fogones y cuanto más lo hago, más me apasiona. Así pues, mi intención no es otra más que compartir  con ustedes este maravillosos viaje que poco a poco voy haciendo por la llamada dieta mediterránea, los sitios que visito, los platos que me atrevo a preparar y los productos que da esta tierra.
Así que sin ser una experta les invito a hacer este viaje conmigo y a descubrir esta gran forma de disfrutar la comida.

Nada mejor  que una tertulia, unos pinchos y unas tapas en compañía de  buenos  amigos, acompañado con un buen vino español!!!!!






¿Hay algo, pregunto yo, más noble que una botella de vino bien conversado entre dos almas gemelas?

Si me dieran a elegir entre diamantes y perlas,
yo elegiría un racimo de uvas blancas y negras